Nuestras charlas – Todo camino empieza con un primer paso

Charlas de orientación y prevención

Simplemente se trata de animarse, levantar el tubo del teléfono y llamarnos.
Usted, acompañado o no de su familia, tendrá una entrevista personalizada de orientación. En estas charlas, frecuentemente aparecen las siguientes dudas:

¿Puedo empezar un tratamiento cuando no tengo fe en poder cambiar?

Nadie empieza tratamiento con esperanzas plenas de poder cambiar. Solo hace falta persistencia y seguir las indicaciones del tratamiento. La esperanza se construye en el trabajo de recuperación.

Mi familiar me dice que no me preocupe, que está todo bien y bajo control, yo estoy en la duda ¿hago bien en no creerle?

La desconfianza es parte del amor responsable. En todas las adicciones hay un alto grado de autoengaño que se transforma en un círculo vicioso de mentiras a los seres queridos. Estas patologías cursan sin conciencia de enfermedad y solo cuando se deja atrás la actividad autodestructiva el paciente se puede reconectar con su realidad, tomar dimensión del daño autoinfligido y hacerse cargo honestamente con la familia. A veces es la propia familia a la que le cuesta ver la realidad y “se protege” del dolor negando inconcientemente. Mantener el trabajo o el estudio no son índice de que las cosas estén marchando bien, ni es aconsejable tomar el consumo de sustancias como una etapa natural de la adolescencia. La negación no es buena consejera, porque la realidad termina siendo cada vez peor. Lo mejor es apoyarse en un tratamiento especializado para llegar a resolver los problemas.

¿Puedo hacer algo si mi familiar no quiere hacer tratamiento?

Se puede y es lo mejor para la propia autoestima. Las adicciones son enfermedades, no dejaríamos a un familiar sin atención si se tratara de una hepatitis o de una apendicitis ¿por qué hacerlo en el caso de las adicciones?

Cada uno tiene su propio “tocar fondo” pero no hay que olvidar que las adicciones son problemáticas familiares. Cuando la familia se ocupa de las consecuencias del irresponsable accionar adictivo impide un proceso de maduración en la persona, cargando el clima familiar de resentimientos, culpas, broncas. Aunque parezca una “ayuda”, en realidad estamos prolongando una vida sin horizonte.